Tenía 77 años. Y desde febrero de 2019 enfrentaba una dura enfermedad.
Hoy, se apagó la risa. Porque el humorista Marcos Mundstock, uno de los más brillantes de su generación, murió en la mañana de este miércoles, a los 77 años, en su casa de Buenos Aires. “Después de más de un año de lidiar con un problema de salud que se tornó irreversible, nuestro compañero y amigo finalmente partió”, dice el comunicado oficial difundido por Les Luthiers.
En enero pasado se había anunciado que el artista se mantendría alejado de los escenarios a lo largo de todo el año. "Su prioridad para los próximos meses será guardar reposo, seguir adelante con su tratamiento y realizar, posteriormente, el debido proceso de rehabilitación”, se informó por entonces.
Si bien su voz de bajo fue marca registrada del grupo con el cual dejó una huella imborrable, Mundstock actuó en cine y en televisión, pero en ningún otro lugar fue más feliz que en el escenario que con sus compinches de toda la vida.
La historia de los Mundstock es una de las tantas historias de esos inmigrantes que terminaron de configurar la Argentina durante el período de entreguerras. Su padre, de origen judío asquenazi y de oficio de relojero, llegó en 1930 al puerto de Rosario procedente de Rava Ruska, una ciudad ucraniana en aquel entonces bajo órbita polaca. Unos años antes había venido su mamá, quien se instaló en Santa Fe. Un conocido los puso en contacto y se casaron en Rosario, donde nació su hermana. Años después volvieron a Santa Fe, y allí nació Marcos, un 25 de mayo del año 1942.
Fue a orillas del Paraná donde el pequeño Marcos hizo su primer chiste. Por la calle pasaba un camión que trasladaba cueros, y le comentó a su hermana: “Ahí llevan a los cueros para fabricar vacas”. La frase encerraba la picardía que lo acompañaría toda su vida.
(Infobae)