La organización partidaria de la UCRP pampeana.


Breve contexto político de La Pampa. Tesis Dr. Román Molín (nueva entrega).


El territorio Nacional de La Pampa fue declarado provincia en 1951, mediante la ley Nº 14.037. A partir de ese proceso la nueva entidad política se denominó provincia Eva Perón. Su Constitución se sancionó el 29 de enero de 1952 y surgió de la convocatoria a una Convención Constituyente. Los integrantes de ese organismo fueron electos mediante el sistema uninominal, por lo que solo participaron representantes del partido peronista, entre ellos cuatro mujeres (Zink, Moroni, Asquini y Folco, 2011). Después del golpe cívico-militar de septiembre de 1955 fueron destituidas las autoridades nacionales y provinciales. Así, el 22 de ese mismo mes el gobernador Salvador Ananía fue reemplazado por el coronel Martín Barrantes , quien asumió como interventor interino, y con un reducido gabinete compuesto por militares. Unos días más tarde, el 3 de octubre de 1955, el Poder Ejecutivo Nacional designó como interventor al médico Martín Garmendia. Este mandatario firmó el Decreto Nº 4, del 4 de octubre de 1955, mediante el cual se volvía a utilizar la antigua denominación de provincia de La Pampa, eliminando el nombre de Eva Perón (Asquini, 2011).
Como ya expresamos en el capítulo anterior, Argentina vivía una crisis de legitimidad política. Con el golpe militar surgió una mayor inestabilidad institucional, se fue gestando una violencia en escalada y, a la vez, se profundizó la antinomia existente entre los sectores afines al peronismo y sus opositores, los antiperonistas. El régimen, calificado como “semidemocracia”, ensayó un sistema político con el peronismo proscripto, que se extendió desde 1957 -con la convocatoria a elecciones para convencionales constituyentes- hasta 1966, con la caída del gobierno civil en manos de una dictadura autodenominada “Revolución Argentina” (Tcach, 2003; Novaro, 2010).
¿Qué ocurrió en La Pampa? ¿Qué características tenía la provincia? Luego del proceso de provincialización se había producido un crecimiento de la población muy insignificante, comparado con el período previo a la crisis de los años ’30. Solo dos localidades, Santa Rosa y General Pico, sobrepasaban los 10.000 habitantes y en el territorio provincial había un total de 158.746 personas, según el resultado del censo de 1960. Las actividades económicas tenían un predominio de la producción rural y existía un sector comercial y de servicios que abastecía a la población y al sector primario. Desde mediados de la década de 1950 se inició un proceso incipiente de cambio en la provincia con la incorporación de profesionales a ámbitos privados y estatales, en distintas áreas técnicas (Di Liscia, Salomón Tarquini y Cornelis, 2011).
Durante el periodo comprendido entre 1955/1958, la provincia fue gobernada por intervenciones militares; como en todo el país, se designaron mandatarios de facto. Las intervenciones federales de la etapa posterior, entre 1958-1960, fueron dispuestas por el Gobierno Constitucional de Arturo Frondizi. En este contexto fue designado Interventor Nacional el Dr. Ismael Amit (Zink, et. al., 2011). Luego de esa intervención, Amit fue electo para dos períodos de gobierno (1960-1962 y 1963-1966), con un interregno de intervención entre ambas (1962 y 1966). Un nuevo golpe militar se instaló en el poder el 28 de julio de 1966 y se volvieron a designar interventores militares (Zink, et. al., 2011).
El escenario político pampeano de esos años tenía como protagonistas a diversos partidos políticos: la UCR, liderada por el abogado Ismael Amit; el Partido Demócrata Cristiano (PDC); el Partido Socialista (PS) y el Partido Comunista (PC). Estos no tuvieron protagonismo institucional durante el gobierno de Salvador Ananía y tampoco en el contexto de la intervención militar de Garmendia (Zink, et. al., 2011). Solamente la UCR tenía presencia en varias localidades del territorio provincial. Las restantes agrupaciones contaban con adhesiones en Santa Rosa (Zink, et. al., 2011; Alonso, 2015).
En el contexto de la “revolución libertadora”, se produjo el levantamiento del 9 de junio de 1956, encabezado por General Juan José Valle y seguido por oficiales de baja graduación. Intentaron un contragolpe militar pero su accionar fue sofocado en pocas horas, con un trágico final: el fusilamiento de 32 personas y varias detenciones dispuestas por el gobierno dictatorial. En La Pampa, ese movimiento estuvo a cargo de Adolfo Phillipeaux. Luego de haber tomado la casa de gobierno por 10 horas concluyó con la detención de 300 vecinos santarroseños que habían participado del levantamiento. No hubo, sin embargo, ni enfrentamientos, ni ejecutados y tampoco existieron daños materiales ni personales. El hecho de violencia más recordado fue sobre las 9,00 hs, cuando un avión de las fuerzas leales al gobierno militar arrojó dos bombas en el predio de la planta transmisora de Radio del Estado a 3 km del centro de la ciudad de Santa Rosa. En esa instancia el grupo rebelde había comenzado a deponer su actitud al conocer que el Regimiento de Toay avanzaba sobre la ciudad para controlar la situación (Asquini 2011; Ferrari, 2012).
Para el régimen militar, fue su hora más difícil y, aun con un desenlace favorable, sus dirigentes comprendieron que debían concretar una salida electoral. Así, convocaron a una Asamblea Constituyente y a elecciones generales para la posterior entrega del poder. La iniciativa de construir un diseño institucional tendiente a erradicar al peronismo incluía la proscripción de ese partido y la inclusión del sistema D’ Hont, como mecanismo de participación electoral que permitiera la incorporación de las minorías y así fragmentar la oferta electoral. En este mismo sentido, a principios de 1957 se designó ministro del Interior Carlos Alconada Aramburu, quien pertenecía al radicalismo bonaerense, sector afín al proyecto electoral que impulsaba el gobierno de Aramburu (Tcach, 2012; Asquini, 2011).
En La Pampa Garmendia presentó su renuncia y fue reemplazado por el abogado bonaerense Tomás Wynne, quien tenía antecedes de participación política en la ciudad de Mercedes, donde se había desempeñado como concejal por la UCR. En este momento adhería al “balbinismo”. El nuevo interventor designó como ministros a Sadit Peyregne (Gobierno y Obras Públicas) y a Alberto Celesia (Asuntos Sociales), ambos afines a la UCRP (Asquini, 2011; Zink, et. al., 2011).
La politización de la sociedad pampeana había crecido sustancialmente en esos años y la prensa local fue caja de resonancia de esos acontecimientos, convirtiéndose en un actor político (Borrat, 1989). Los medios gráficos más importantes de la época eran La Capital, periódico ligado al sector liderado por Ismael Amit, La Arena, ambos se producían en Santa Rosa; además, existían otros dos en General Pico: La Reforma y Zona Norte. El diario La Arena, luego del cierre dispuesto por el gobernante del peronismo, volvió a publicarse. Bajo la dirección de su fundador Raúl Isidoro D’Atri tuvo una línea editorial de fuerte cuestionamiento al gobierno depuesto a la vez que mantenía posturas afines al partido socialista, que frente al gobierno militar tenía un apoyo distante en procura de una pronta salida electoral. Su línea editorial hacía hincapié en la laicidad de la enseñanza, enfrentándose con la Iglesia Católica que preconizaba la “enseñanza libre” como forma de incluir la religión en las escuelas. Estas publicaciones, como ya adelantamos, canalizaban la información sobre la política provincial (Asquini 2011).