Tercera entrega de la tesis del Dr. Román Molín.
I.2.2.- Marco teórico
Para analizar el surgimiento, estructuración y dinámica interna de un nuevo partido político, como fue la UCRP, nos posicionaremos en una serie de teóricos que han definido y analizado los partidos políticos y su funcionamiento. A partir de la aceptación del sufragio universal, se articula la representación política desde de los partidos políticos, quienes estructuran la competencia electoral y se tornan indispensables en los regímenes democráticos (D´Alessandro, 2010). Para Bobbio, Matteucci y Pasquino (1991) el nacimiento de los partidos políticos está vinculado “al problema de la participación, es decir al progresivo aumento de la demanda de participar en el proceso de formación de las decisiones políticas por parte de clases y estratos diversos de la sociedad.” Para estos autores a través de los partidos políticos los diversos grupos sociales pueden expresar sus reclamos y sus necesidades de participar, en la formación de decisiones políticas. De esa forma, los partidos canalizan las demandas políticas de la sociedad y las transmiten. Además, podemos agregar que posibilitan la participación de la población en el proceso político por medio de la elección de representantes (Sartori, 2012).
En las democracias occidentales los partidos son instituciones fundamentales del sistema político ya que, a partir de ellos, se canaliza la representación y la discusión programática. A través de estas organizaciones, el sistema constitucional ejerce el mecanismo mediante el cual la deliberación pública y las decisiones de gobierno se trasladan desde el titular de la soberanía del pueblo hacia sus representantes (Duverger, 1951; Malamud, 2004; D´Alessandro, 2010). Si bien es cierto que en el sistema político debe primar el interés general, muchas veces no ocurre esa premisa ya que muchos mandatos partidarios se sustentan en intereses particulares (D’Alessandro, 2010).
Las teorías más difundidas sobre los partidos políticos latinoamericanos sostienen que estos juegan un papel decisivo como mediadores de representación, relegando la consistencia ideológica y programática. Durante varias décadas no hubo interés académico sobre las dimensiones programáticas o relativas a la estructura interna de los partidos políticos de estos países en particular. Si bien es cierto que el liderazgo personal es muy importante en los partidos latinoamericanos, también lo es en una gran cantidad de casos en democracias bien establecidas. Además, el liderazgo fuerte no implica necesariamente que los partidos sean meros instrumentos no programáticos al servicio de los líderes (D´Alessandro, 2010).
Los partidos políticos actuales no se definen por su programa o por sus miembros, sino por la naturaleza de su organización. Un autor clásico como Duverger (1951) pone énfasis en la estructura, delimitando por un lado su rol institucional, es decir el papel que juegan en el sistema institucional y, por otro lado, en lo relativo a los miembros y a la dirección del partido. Con respecto a la organización partidaria Gallo (1983) señala que la UCR se distinguió de los demás partidos políticos ya que fue la primera agrupación que se organizó a nivel nacional, a través de la elaboración de una carta orgánica que limitaba al caudillismo clásico y esto creó una tradición política que lo consolidó a través del tiempo. En este sentido, D’Alesandro (2010) enfatiza el rol que juegan las estructuras organizativas, las políticas que se plantean en las plataformas que proponen a la sociedad y la disciplina partidaria.
Al interior de los partidos podemos distinguir una mayoría de seguidores y una minoría de profesionales de la política –un círculo interno– que toma las decisiones, define las líneas políticas, controla los nombramientos (Bobbio, 1991). Según Duverger (1951) el partido político se encargará de reclutar candidatos que ocupen oportunamente cargos gubernamentales o bien escaños legislativos, organizar la labor legislativa, articular y agregar preferencias y disidencias a los ciudadanos, formar gobiernos, establecer acuerdos legislativos en orden a promover leyes que resulten fundamentales para la vida en comunidad, entre otras cuestiones.
Para analizar la estructuración de la UCRP en la Pampa tendremos en cuenta el planteo de Panebianco (1993) sobre la “teoría de los incentivos selectivos”, es decir la importancia del comportamiento de las élites partidarias, que compiten dentro del partido por el control de los cargos en su estructura burocrática. El autor refiere a que “la organización debe encontrar el equilibrio entre la exigencia de satisfacer intereses individuales a través de los incentivos selectivos y la de alimentar las lealtades organizativas dependientes de los incentivos colectivos” (1993:103). A la hora de analizar el proceso de selección de las élites partidarias también debemos tener en cuenta el planteo de Sartori (2012:106), quién argumenta que cualquiera sea la disposición orgánica, estas instituciones son “una suma de individuos que forman constelaciones de grupos rivales. Un partido, cuando se observa desde dentro, puede ser incluso una confederación flexible de subpartidos.” En este mismo sentido, Abal Medina (2002) plantea que la dinámica de la política se expresa en la vida misma de los partidos a través de canales de participación que devienen en confrontación y acuerdo. El debate orgánico al interior de la UCR generó líneas internas que muchas veces pusieron en riesgo la unidad partidaria, por ello sostiene que la escisión o fractura es parte de la vida democrática, aunque muchas veces el personalismo juegue un rol importante (Gallo, 1983).
Entonces, los partidos políticos son actores colectivos estructurales de la representación, a partir del sufragio universal. La clave del funcionamiento electoral es garantizar la estabilidad para que estas organizaciones cumplan con el rol de seleccionar candidatos y canalizar opiniones. Para su estudio, en nuestro caso la UCRP, adherimos a la propuesta de Katz y Mair (citada en D´Alessandro, 2010, p. 24), quienes se enfocan en la organización partidaria considerando “tres caras o aspectos diferenciados: el partido en los cargos públicos (el gobierno y el parlamento), el partido en el terreno (la organización de los miembros) y el partido en el comité central”. Estas caras tienen una diversidad interna muy grande, pero se interrelacionan y entrecruzan y cuentan con diferentes recursos, limitaciones, oportunidades y motivaciones que hacen a su funcionamiento dentro del sistema político. Este modelo teórico en definitiva nos permite analizar el vínculo de los partidos políticos con la sociedad civil y con el Estado.
La cara del partido en los cargos públicos lleva a indagar no solo al partido vencedor, que ocupará esos cargos, sino también a los partidos de la oposición. Quienes ocupen los cargos públicos no solamente buscarán beneficios vinculados a esa posición; además perseguirán objetivos relacionados con las políticas públicas que aplicarán. La segunda cara se vincula con el rol central que posee el electorado para que el partido pueda ganar las elecciones; así el partido en el terreno estará marcado por “la pertenencia voluntaria, permanente y regular de sus miembros.” La participación de estos se produce de concreta en instituciones representativas como las convenciones o congresos partidarios. Finalmente, el tercer aspecto, refiere a la conformación del comité central, compuesto por los ejecutivos y el secretariado central. Muchas veces, estos no son representativos del conjunto del partido ya que forman una burocracia poderosa en su interior (D´Alessandro. 2010).
La ideología en un partido político juega un papel central como incentivo colectivo para la supervivencia y el desarrollo. Desde esta plataforma, se reclutan adherentes, afiliados y votantes (Abal Medina, 2002). Las propuestas ideológicas suelen plasmarse en un programa, pero los debates, en sus organismos deliberativos o en los organismos que integran electoralmente, son importantes a la hora de estudiarlos, por lo que este recurso resulta fundamental a la hora de estudiar la ubicación en el arco político del radicalismo “del pueblo”.
Desde estos planteos teóricos que desarrollamos, analizaremos la estructuración orgánica de la UCRP, el contexto institucional en el que actuó este partido político y las tres caras o aspectos descriptos por D’Alessandro (2010).