Marcos Cuelle, diputado provincial UCR.
Hoy en día se ha comenzado a agitar la agenda política en torno a la discusión de una “modificación a la ley provincial de coparticipación”, es decir, la plata que la provincia reparte a las municipalidades y comisiones de fomento, para que, sumado a sus recursos propios, puedan cumplir sus funciones en aras de mejorar la calidad de vida de la población.
Ahora bien, lo primero que se debería debatir es el “quantum”, es decir, que cantidad de “la torta” perciben las municipalidades y comisiones de fomento, dado que, en la actualidad solo reciben en forma automática, el 18% de la masa de recursos coparticipables. Provincia, directa o indirectamente se queda con 82% (aunque después cede un 5% para el Fondo Complementario Coparticipable), más el 49% de los fondos de origen nacional que sean de libre disponibilidad.
Es llamativo que públicamente nadie haga este planteo, máxime cuando dentro de las políticas de descentralización, se han transferido una cantidad importante de responsabilidades a las municipalidades y comisiones de fomento, sin transferir los respectivos fondos para la atención de esas mayores responsabilidades y funciones.
Entonces, antes de debatir el proyecto elevado, el primer trabajo práctico sería, si se acepta con mansedumbre el quantum que reciben automáticamente de fondos coparticipables las municipalidades y comisiones de fomento del total de recursos que conforman la masa coparticipable, o se debate si se aumenta en favor de las mismas, la parte de “la torta” que deberían recibir.
Asimismo, el proyecto elevado pretende suavizar subjetividades que se generan a la hora de computar los ingresos propios de cada municipio o comisión de fomento, entre aquellos que son de carácter tributarios de aquellos que no lo son. Sin embargo, públicamente nadie hace un planteo del 2% de la masa coparticipable que edulcorada y discrecionalmente conforma el “Fondo de Desarrollo Comunal”, que goza de total subjetividad del
Poder Ejecutivo Provincial a la hora de su distribución.
Si el centro del debate lo acapara la eliminación de subjetividades, el segundo punto a debatir, claramente debería ser si ese 2% debe sumarse al 18%, o se acepta que el Poder Ejecutivo continúe utilizando recursos de los municipios y comisiones de fomento en forma arbitraria, lo que podría habilitar la posibilidad de un manejo político que premie o castigue comunas.
El debate propuesto por el ejecutivo provincial es válido, pero incompleto si no se abordan o incorporan previamente las cuestiones planteadas.